Dieta para la enfermedad de Graves: Lo que realmente funciona

por el Dr. Jonas Witt
6 de mayo de 2025
-
4 minutos

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¿Te cuesta encontrar una dieta para la enfermedad de Graves que realmente funcione? El tratamiento de esta enfermedad autoinmune mediante la nutrición sigue siendo uno de los enfoques más ignorados pero eficaces para aliviar los síntomas. Aunque los tratamientos convencionales son eficaces para muchos, algunos pacientes pueden seguir experimentando síntomas residuales.

Encontrar el enfoque dietético adecuado puede influir significativamente en tu función tiroidea y en tu bienestar general. Sin embargo, no todos los consejos nutricionales para el hipertiroidismo son iguales. Concretamente, ciertos alimentos pueden calmar o desencadenar el ataque de tu sistema inmunitario a la tiroides. Además, Internet está lleno de información contradictoria sobre remedios naturales para la enfermedad de Graves, por lo que resulta difícil determinar lo que realmente ayuda.

Esta completa guía se abre paso entre la confusión para presentar estrategias nutricionales basadas en pruebas que realmente funcionan para tratar la enfermedad de Graves en 2025. Exploraremos qué nutrientes favorecen la salud tiroidea, qué alimentos adoptar, qué evitar y, en definitiva, cómo personalizar tu enfoque para obtener resultados óptimos.

Comprender la enfermedad de Graves y su relación con la dieta

La enfermedad de Graves representa la forma más frecuente de hipertiroidismo en Estados Unidos, y afecta a casi 1 de cada 200 personas. Esta enfermedad autoinmune se produce cuando el sistema inmunitario ataca por error a la glándula tiroides, provocando una producción excesiva de hormonas tiroideas. Comprender la conexión entre lo que comes y cómo responde tu cuerpo es esencial para controlar eficazmente esta enfermedad.

¿Qué es la enfermedad de Graves?

La enfermedad de Graves se desarrolla cuando tu sistema inmunitario crea unos anticuerpos llamados inmunoglobulinas estimulantes del tiroides (IET) que imitan a la hormona estimulante del tiroides (TSH). Estos anticuerpos estimulan continuamente tu tiroides para que produzca hormonas adicionales, principalmente tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Esta sobreproducción conduce a un estado hipermetabólico, provocando síntomas como:

  • Pérdida de peso inexplicable a pesar de un aumento del apetito
  • Latidos cardíacos rápidos o irregulares
  • Ansiedad, irritabilidad y temblores
  • Sensibilidad al calor y sudoración excesiva
  • Fatiga y debilidad muscular
  • Ojos saltones (oftalmopatía de Graves)

Aunque los tratamientos convencionales incluyen medicamentos antitiroideos, terapia con yodo radiactivo y, a veces, cirugía, muchos pacientes están recurriendo a enfoques complementarios -en particular, modificaciones de la dieta- para ayudar a controlar sus síntomas y apoyar la función tiroidea general.

Cómo influye la dieta en los síntomas y el tratamiento

Tus elecciones alimentarias pueden influir profundamente en los síntomas de la enfermedad de Graves de varias maneras. En primer lugar, algunos nutrientes afectan directamente a la producción de hormonas tiroideas y al metabolismo. Por ejemplo, el yodo es un componente clave de las hormonas tiroideas, mientras que una cantidad excesiva puede empeorar el hipertiroidismo.

Además, la inflamación desempeña un papel central en afecciones autoinmunes como la enfermedad de Graves. Muchos pacientes descubren que una dieta antiinflamatoria ayuda a reducir la hiperactividad del sistema inmunitario, lo que puede aliviar los síntomas. Este enfoque suele hacer hincapié en los alimentos integrales, limitando los procesados que pueden desencadenar la inflamación.

La conexión intestino-tiroides presenta otro aspecto crucial: aproximadamente el 70% de tu sistema inmunitario reside en el intestino. Una mala salud intestinal puede aumentar las reacciones autoinmunes en todo el organismo, incluidas las que se producen contra la tiroides. Por consiguiente, los alimentos que favorecen un microbioma sano pueden ayudar a moderar las respuestas inmunitarias y reducir la gravedad de los síntomas.

Curiosamente, algunos pacientes informan de una mejora significativa de los síntomas tras identificar y eliminar las sensibilidades alimentarias de su dieta. En particular, la sensibilidad al gluten parece más frecuente en personas con afecciones tiroideas autoinmunes.

Por qué la nutrición es importante para la salud de la tiroides

Más allá del simple control de los síntomas, una nutrición adecuada proporciona un apoyo fundamental a la función tiroidea en múltiples niveles. La glándula tiroides necesita nutrientes específicos para producir hormonas con eficacia y mantener la producción de energía celular.

Además, la enfermedad de Graves suele aumentar tu tasa metabólica, lo que significa que tu cuerpo quema calorías más deprisa y necesita nutrientes adicionales. Sin un apoyo nutricional adecuado, este metabolismo elevado puede provocar carencias de nutrientes, exacerbando los síntomas y ralentizando la recuperación.

Igualmente importante es el hecho de que la enfermedad de Graves aumenta el riesgo de pérdida ósea y osteoporosis debido al recambio óseo acelerado. Un aporte adecuado de calcio, vitamina D y otros nutrientes de apoyo óseo resulta especialmente vital para preservar la densidad ósea durante el tratamiento y después.

Tu hígado también desempeña un papel esencial en la conversión de las hormonas tiroideas de formas menos activas a formas más activas. Apoyar la salud del hígado mediante la nutrición garantiza que esta conversión se produzca adecuadamente, ayudando a mantener el equilibrio hormonal en todo el organismo.

Por último, las estrategias nutricionales pueden complementar los tratamientos médicos convencionales, permitiendo potencialmente dosis más bajas de medicación y menos efectos secundarios mientras se trabaja hacia la remisión. Muchos endocrinólogos reconocen ahora el valor de un enfoque integral que incluya modificaciones dietéticas junto con la atención médica estándar.

Nutrientes clave que favorecen la función tiroidea

La base de cualquier dieta eficaz para la enfermedad de Graves empieza por comprender los nutrientes clave que influyen directamente en la función tiroidea. Estos elementos esenciales trabajan juntos para favorecer una producción hormonal adecuada, regular las respuestas inmunitarias y proteger contra los efectos perjudiciales del hipertiroidismo.

El selenio y su papel en la regulación de la hormona tiroidea

El selenio destaca como quizá el micronutriente más crítico para la salud del tiroides. La glándula tiroides contiene la mayor concentración de selenio por gramo de tejido en el cuerpo humano adulto [1]. Este oligoelemento esencial sirve como componente fundamental de varias enzimas, como la glutatión peroxidasa y la yodotironina deiodinasa [2].

En particular, el selenio protege al tiroides del daño oxidativo ayudando a descomponer el peróxido de hidrógeno dañino, que se produce de forma natural durante la síntesis de la hormona tiroidea [2]. En el caso concreto de los pacientes con la enfermedad de Graves, los suplementos de selenio pueden ayudar a controlar la afección favoreciendo la función tiroidea [1].

Las personas con orbitopatía de Graves (afectación ocular) suelen experimentar importantes beneficios con el selenio. Los estudios demuestran que puede mejorar la calidad de vida, mejorar los síntomas oculares y retrasar la progresión de los problemas oculares [1]. Algunas buenas fuentes dietéticas son las nueces de Brasil, la carne de vacuno, el atún y el requesón [3].

Calcio y protección ósea

El hipertiroidismo aumenta significativamente el riesgo de pérdida ósea y osteoporosis debido a la aceleración del recambio óseo [4]. Esto hace que la ingesta de calcio sea especialmente importante. El exceso de hormonas tiroideas en la enfermedad de Graves puede dificultar que tu cuerpo absorba el calcio adecuadamente, aumentando aún más el riesgo de huesos frágiles [5].

Los estudios de pacientes indios con hipertiroidismo descubrieron que, a diferencia de los pacientes occidentales que suelen experimentar hipercalcemia, muchos presentaban en realidad hipocalcemia, con un 26% con niveles de calcio por debajo de lo normal [6]. Esto subraya la importancia de los alimentos ricos en calcio para muchos pacientes de Graves.

Algunas fuentes excelentes de calcio son los productos lácteos (si se toleran), las leches vegetales enriquecidas, las verduras de hoja verde y los alimentos enriquecidos con calcio [7]. Sin embargo, el momento es importante: los suplementos de calcio pueden interferir en la absorción de la levotiroxina, por lo que se recomienda un intervalo de cuatro horas entre ellos si tomas medicación tiroidea. [8].

Magnesio para el equilibrio celular

Las investigaciones sugieren que las personas con enfermedad de Graves tienen con frecuencia niveles más bajos de magnesio [1]. Este mineral desempeña un papel crucial en más de 300 reacciones bioquímicas del organismo y ayuda a potenciar la fuerza muscular y ósea. [9].

Además, el magnesio puede ayudar a mejorar la fatiga, un síntoma común y debilitante de la enfermedad de Graves [1]. Algunos estudios indican que el aumento de los niveles de magnesio podría ayudar a controlar la enfermedad de Graves, aunque se necesitan investigaciones más concluyentes [8].

Puedes encontrar magnesio en las legumbres, los frutos secos, las semillas, las verduras de hoja verde, y en cantidades más pequeñas en la carne y el pescado [8]. Si tomas suplementos, ten en cuenta que el magnesio puede alterar la absorción de los medicamentos para la tiroides, así que sepáralos unas cuatro horas [9].

El hierro y la síntesis de la hormona tiroidea

El hierro representa el tercer oligoelemento esencial para la biosíntesis y la función normales de la hormona tiroidea [2]. Este mineral es un componente central de la peroxidasa tiroidea (TPO), una enzima clave en la producción de la hormona tiroidea [2].

Una revisión de 2018 descubrió que la deficiencia de hierro puede empeorar la función tiroidea [1]. Además, las afecciones tiroideas autoinmunes como la enfermedad de Graves suelen darse junto con otras afecciones como la gastritis autoinmune, que pueden contribuir a la deficiencia de hierro y deteriorar aún más la función tiroidea [1].

La carencia de hierro afecta a más del 30% de la población mundial [10], por lo que es importante incluir alimentos ricos en hierro en tu dieta si los niveles son bajos. Sin embargo, los suplementos de hierro pueden interferir en la absorción de la medicación tiroidea, así que consulta con tu médico el momento adecuado para tomarlos [3].

Vitamina D y modulación inmunitaria

La carencia de vitamina D está muy extendida en todo el mundo [6] y se ha relacionado con afecciones tiroideas autoinmunes. Este nutriente funciona como inmunomodulador al potenciar la respuesta inmunitaria innata e inhibir al mismo tiempo el sistema inmunitario adaptativo, lo que puede ayudar a mejorar la tolerancia inmunitaria [2].

Curiosamente, existen receptores de vitamina D directamente en la glándula tiroides, lo que sugiere un papel directo en la función tiroidea [2]. En el caso concreto de la enfermedad de Graves, los estudios han descubierto que la administración de suplementos de vitamina D junto con el tratamiento convencional puede conducir a una consecución más rápida de los niveles tiroideos normales [11].

Los beneficios parecen depender de la dosis, con una suplementación de 1500-2000 UI diarias durante más de 12 semanas que muestra mejoras significativas en los niveles de anticuerpos tiroideos y en la producción hormonal [2]. Habla con tu proveedor de atención médica médica sobre la comprobación de tu estado de vitamina D y la suplementación adecuada.

Alimentos para la enfermedad de Graves

Construir una dieta sostenible para la enfermedad de Graves empieza por incorporar los alimentos adecuados que ayudan a controlar los síntomas y favorecen la salud tiroidea. Las siguientes categorías de alimentos constituyen la piedra angular de un enfoque nutricional eficaz para el hipertiroidismo.

Frutas y verduras ricas en antioxidantes

Las frutas y verduras de colores aportan potentes antioxidantes que combaten el estrés oxidativo habitual en la enfermedad de Graves. Estos compuestos ayudan a neutralizar los radicales libres producidos durante el estado hipermetabólico del hipertiroidismo.

Concéntrate en:

  • Verduras de hoja oscura (espinacas, col rizada, berzas) que aportan magnesio y calcio
  • Bayas (arándanos, fresas) ricas en compuestos antiinflamatorios
  • Productos naranjas y amarillos (zanahorias, boniatos) que contienen betacaroteno
  • Verduras crucíferas en cantidades moderadas (brécol, coliflor) que favorecen la desintoxicación hepática

Procura tomar al menos 5-7 raciones diarias, haciendo hincapié en la variedad para garantizar un amplio espectro de compuestos protectores.

Proteínas magras y opciones vegetales

Las proteínas adquieren especial importancia durante el hipertiroidismo, ya que el metabolismo acelerado puede provocar la degradación muscular. Por lo tanto, una ingesta adecuada de proteínas ayuda a conservar la masa muscular.

Algunas opciones excelentes son:

  • Pescado salvaje (especialmente salmón y sardinas) que aporta omega-3 y vitamina D
  • Huevos de pastoreo que contienen selenio y proteínas completas
  • Legumbres que ofrecen fibra junto con proteínas
  • Aves de corral ecológicas y carnes alimentadas con pasto con moderación

Para los vegetarianos o veganos, la combinación de fuentes de proteínas garantiza perfiles completos de aminoácidos necesarios para la reparación de los tejidos.

Cereales integrales y legumbres

Los hidratos de carbono complejos proporcionan energía sostenida e importantes vitaminas del grupo B que favorecen los procesos metabólicos. No obstante, las personas sensibles al gluten pueden necesitar alternativas, ya que muchos pacientes de Graves afirman que los síntomas mejoran tras eliminar el gluten.

Considera la posibilidad de incorporar:

  • Quinoa y amaranto (granos con proteínas completas)
  • Arroz integral y mijo (opciones sin gluten)
  • Lentejas y garbanzos (legumbres ricas en hierro)
  • Avena (aporta fibra y minerales)

Estos alimentos estabilizan los niveles de azúcar en sangre, evitando los bajones de energía que pueden exacerbar los síntomas de fatiga comunes en la enfermedad de Graves.

Grasas saludables como el aceite de oliva y los frutos secos

Las grasas de calidad favorecen la producción hormonal y la integridad celular, al tiempo que proporcionan beneficios antiinflamatorios. Además, ayudan a absorber las vitaminas liposolubles esenciales para la salud tiroidea.

Prioriza:

  • Aceite de oliva virgen extra para cocinar y aliñar
  • Aguacates para una textura cremosa y fibra
  • Nueces y nueces de Brasil (especialmente ricas en selenio)
  • Semillas de chía y lino para obtener omega-3 de origen vegetal

Junto con los alimentos ricos en nutrientes mencionados anteriormente, estas grasas saludables crean una dieta equilibrada para la enfermedad de Graves que aborda tanto el tratamiento de los síntomas como los procesos autoinmunitarios subyacentes.

Alimentos e ingredientes que debes evitar

Saber qué eliminar de tu dieta puede ser tan importante como saber qué incluir para controlar los síntomas de la enfermedad de Graves. Ciertos alimentos e ingredientes pueden agravar tu enfermedad o interferir en la eficacia del tratamiento.

Alimentos y suplementos ricos en yodo

El yodo afecta directamente a la producción de hormona tiroidea, por lo que es fundamental vigilar su ingesta. Según la Asociación Americana de la Tiroides, quienes padecen la enfermedad de Graves deben limitar:

  • Marisco (especialmente pescado blanco, sardinas, atún, salmón)
  • Productos de algas marinas (kelp, kombu, nori)
  • Sal yodada y productos elaborados con ella
  • Productos lácteos como leche, queso y yogur
  • Yemas de huevo y alimentos que contienen huevos enteros
  • Colorante rojo FD&C nº 3 (presente en las cerezas al marrasquino y en algunas bebidas)
  • Suplementos que contengan yodo, sobre todo algas y dulse

Tanto el yodo excesivo como el insuficiente pueden desencadenar una disfunción tiroidea. De hecho, los estudios demuestran que una ingesta adecuada de yodo conduce a mayores tasas de remisión en comparación con un consumo deficiente o excesivo [12].

Gluten y lácteos (si eres intolerante)

Aunque no es problemática para todo el mundo, la sensibilidad al gluten parece más frecuente en quienes padecen afecciones tiroideas autoinmunes. La proteína gliadina del gluten se parece al tejido tiroideo, lo que puede desencadenar ataques inmunitarios contra tu glándula tiroides [13]. Como resultado, muchos pacientes informan de una mejoría de los síntomas tras eliminar el gluten.

Del mismo modo, los productos lácteos pueden causar problemas a las personas con intolerancia a la lactosa, que es frecuente en personas con tiroides hiperactiva [14]. En contra del consejo popular, sólo tienes que eliminar estos alimentos si se ha confirmado tu sensibilidad.

Cafeína y bebidas energéticas

La cafeína puede intensificar varios síntomas de la enfermedad de Graves, como la ansiedad, la frecuencia cardíaca rápida y los temblores [7]. Este estimulante afecta a la función tiroidea cuando se consume en grandes cantidades [14] y puede interferir con la absorción de la medicación tiroidea [15].

Las fuentes incluyen el café, el té, el chocolate, los refrescos y las bebidas energéticas. En general, la moderación es la clave: el Centro Médico de la Universidad de Maryland recomienda evitar por completo la cafeína si experimentas ansiedad o taquicardia. [7].

Alimentos ultraprocesados y azucarados

Los alimentos ultraprocesados alteran el equilibrio de la microbiota intestinal y desencadenan la inflamación, empeorando potencialmente las respuestas autoinmunes [16]. Estos alimentos suelen contener azúcares ocultos bajo diversos nombres, como jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa y dextrosa.

Además, estos alimentos sobrecargan tu hígado, que es esencial para convertir la hormona T4 en T3 activa [16]. Un consumo elevado de azúcar puede provocar resistencia a la insulina, perjudicando esta conversión y desencadenando potencialmente síntomas hipotiroideos a pesar del tratamiento [16].

Los edulcorantes artificiales también merecen precaución, ya que algunas investigaciones sugieren que pueden elevar los niveles de TSH, lo que indica una posible disfunción tiroidea [17].

Personalizar tu dieta para obtener mejores resultados

Incluso la dieta para la enfermedad de Graves más adecuada desde el punto de vista nutricional requiere una personalización para obtener resultados óptimos. El organismo de cada persona responde de forma diferente a los cambios dietéticos, por lo que la personalización individual es esencial para controlar esta compleja enfermedad.

Llevar un diario de alimentos y síntomas

Llevar un registro de lo que comes junto con tus síntomas proporciona una información inestimable sobre los desencadenantes específicos de tu cuerpo. Inicialmente, registra todo lo que consumas, incluyendo:

  • Alimentos y raciones exactas
  • Horario de las comidas
  • Cambios sintomáticos (niveles de energía, frecuencia cardiaca, ansiedad, etc.)
  • Calidad y duración del sueño

Este enfoque metódico ayuda a identificar pautas que, de otro modo, permanecerían ocultas. De hecho, muchos pacientes descubren conexiones inesperadas entre determinados alimentos y las reagudizaciones de los síntomas llevando un diario constante. "Considera la posibilidad de hablar con un médico o dietista para que te ayude a determinar los alimentos que debes evitar o limitar. También podrías llevar un diario de alimentos para registrar qué alimentos agravan tus síntomas y cuáles no". [5].

Trabajar con un dietista

Buscar orientación profesional elimina muchas de las conjeturas de la gestión dietética. Un dietista titulado experto en tiroides puede:

Desarrollarán un plan de alimentación personalizado basado en tus necesidades, preferencias e historial médico únicos. Posteriormente, ajustarán las recomendaciones a medida que evolucione tu enfermedad. "Un dietista o un médico pueden asesorar sobre las necesidades dietéticas específicas de una persona con enfermedad de Graves" [3].

Además de planificar las comidas, los dietistas ofrecen estrategias prácticas para llevarlas a cabo, orientación para hacer la compra y soluciones para problemas habituales, como salir a cenar fuera. Sorprendentemente, los dietistas también pueden interpretar las pruebas de sensibilidad alimentaria para adaptar aún más tu enfoque.

Ajustar en función de los resultados del laboratorio y los síntomas

Tus pruebas de función tiroidea y los cambios de los síntomas deben informar directamente las modificaciones dietéticas. "El control regular del estado del hierro y de la función tiroidea, junto con la administración de suplementos y las intervenciones adecuadas, es esencial" [2].

De antemano, establece marcadores de referencia mediante pruebas exhaustivas. Céntrate principalmente en:

  • Niveles de hormonas tiroideas (TSH, T3 libre, T4 libre)
  • Anticuerpos tiroideos
  • Niveles de nutrientes clave (vitamina D, hierro, selenio)

Después, haz un seguimiento de cómo afectan los distintos alimentos a estos marcadores. "La medicina funcional suele realizar una gama más amplia de pruebas y paneles tiroideos y se fija en una gama más reducida de resultados óptimos" [18].

Recuerda que "las necesidades nutricionales varían mucho. Cada cuerpo reacciona a los alimentos de forma diferente" [1]. En última instancia, el enfoque más eficaz combina el tratamiento médico con una nutrición personalizada que evoluciona a medida que cambia tu estado.

Conclusión

El control de la enfermedad de Graves mediante la nutrición constituye un poderoso complemento de los tratamientos médicos convencionales. A lo largo de esta guía, hemos examinado cómo las elecciones dietéticas específicas pueden influir significativamente en la función tiroidea y el bienestar general. Ciertamente, la combinación adecuada de selenio, calcio, magnesio, hierro y vitamina D proporciona un apoyo esencial para la salud tiroidea, al tiempo que protege contra los efectos perjudiciales del hipertiroidismo.

Por encima de todo, personalizar tu enfoque produce los beneficios más sustanciales. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, lo que subraya la importancia de un seguimiento cuidadoso y de la orientación profesional. Además, centrarse en productos ricos en antioxidantes, proteínas de calidad y grasas saludables, limitando al mismo tiempo los alimentos potencialmente problemáticos, como los alimentos ricos en yodo y los productos ultraprocesados, crea una base sólida para el control de los síntomas.

Recuerda que los cambios dietéticos representan sólo un aspecto de un plan de tratamiento integral. Por tanto, colabora estrechamente con tu equipo de atención médica médica para controlar tus progresos mediante pruebas de laboratorio periódicas. Aunque la aplicación de estas estrategias nutricionales requiere paciencia y constancia, muchos pacientes experimentan una mejoría significativa de los síntomas con el tiempo. El camino hacia el control eficaz de la enfermedad de Graves se hace más asequible cuando combinas una nutrición basada en pruebas con una atención médica adecuada y un enfoque personalizado que evoluciona junto con tus necesidades cambiantes.

Descubre un nuevo nivel de apoyo sanitario personalizado para la enfermedad de Graves

Mama health es el asistente sanitario de IA a tu servicio para responder a todas tus preguntas sobre tu enfermedad. Investigación médica, últimos tratamientos y experiencias de otros pacientes, todo en un mismo lugar.

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