Enfermedad de Graves Pediátrica: Signos de alerta precoz que los padres deben conocer

por el Dr. Jonas Witt
6 de mayo de 2025
-
7 minutos

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¿Has notado cambios inexplicables en el comportamiento, el peso o los niveles de energía de tu hijo? La enfermedad de Graves pediátrica a menudo se disfraza de problemas típicos de la infancia, por lo que es fácil que la pasen por alto incluso los padres más atentos.

La enfermedad de Graves en los niños se presenta de forma diferente que en los adultos, con síntomas que pueden variar drásticamente según la edad. A diferencia de los adultos, los niños pueden mostrar un crecimiento rápido en lugar de pérdida de peso, o mostrar cambios de comportamiento que se confunden con TDAH o ansiedad. Reconocer pronto estos síntomas específicos de la edad es crucial, ya que la enfermedad de Graves pediátrica no tratada puede afectar al crecimiento, el rendimiento académico y el bienestar emocional del niño. Aunque es relativamente infrecuente, cuando esta enfermedad tiroidea autoinmune afecta a los niños, el diagnóstico precoz conduce a mejores resultados.

Esta guía te ayudará a identificar los signos de alarma de la enfermedad de Graves en distintos grupos de edad, desde lactantes a adolescentes. Conocerás los cambios sutiles de comportamiento, los síntomas físicos que a menudo pasan desapercibidos y el momento exacto en que debes buscar atención médica. Al final, estarás equipada con los conocimientos necesarios para detectar posibles problemas tiroideos en tu hijo antes de que afecten significativamente a su salud y desarrollo.

Cómo reconocer la enfermedad de Graves pediátrica por grupos de edad

La enfermedad de Graves pediátrica se manifiesta de forma diferente según la etapa de desarrollo del niño. Los padres deben estar atentos a los signos de advertencia específicos de cada edad, ya que la detección precoz conduce a un tratamiento rápido y a mejores resultados.

Señales de alarma para bebés y niños pequeños: Mal sueño, crecimiento rápido

Los pacientes más jóvenes con enfermedad de Graves suelen presentar síntomas sutiles que los padres podrían atribuir al desarrollo normal. Los trastornos persistentes del sueño destacan como principal preocupación, ya que los lactantes afectados suelen tener dificultades para calmarse y mantener el sueño. En particular, estos niños pueden mostrar patrones de crecimiento acelerado y una edad ósea avanzada en comparación con sus compañeros.

Además, los lactantes pueden presentar taquicardia inexplicable (latidos cardíacos rápidos), incluso en reposo. Los padres pueden notar una irritabilidad inusual, sudoración excesiva y dificultad para mantener la temperatura corporal. Un signo especialmente revelador son los ojos prominentes o una mirada intensa que se desarrolla gradualmente. Dado que estos síntomas pueden simular cólicos o problemas de temperamento, a menudo pasan desapercibidos como problemas relacionados con el tiroides.

Signos preescolares: Hiperactividad, Cambios de Humor, Hambre Excesiva

Durante los años preescolares, la enfermedad de Graves se disfraza frecuentemente de problemas de comportamiento. Los niños de esta edad suelen mostrar una marcada hiperactividad que supera los niveles normales de energía preescolar. Los padres suelen referir cambios drásticos de humor que parecen desproporcionados con respecto a los acontecimientos desencadenantes.

Otro signo característico es el hambre persistente acompañada de pérdida de peso o de no ganar el peso adecuado. Los preescolares también pueden presentar deposiciones frecuentes, intolerancia al calor y dificultad para concentrarse en actividades propias de su edad. En consecuencia, estos síntomas suelen interpretarse erróneamente como trastornos de la atención, lo que retrasa el diagnóstico.

Los preescolares con enfermedad de Graves también pueden mostrar una erupción dental acelerada y patrones de crecimiento que los sitúan por encima de la media en las tablas de crecimiento. Pueden manifestarse síntomas físicos como temblores finos en las manos o fatiga inexplicable tras un esfuerzo mínimo.

Síntomas en la edad escolar: Problemas de atención, pérdida de peso, bocio

Los niños en edad escolar presentan síntomas más reconocibles de hipertiroidismo. Las dificultades de atención se acentúan, y a menudo afectan al rendimiento académico. Los padres y profesores pueden notar un descenso de las notas y una incapacidad para concentrarse en las tareas escolares.

En particular, se hace más evidente una pérdida de peso inexplicable a pesar de un apetito normal o aumentado. Puede desarrollarse un bocio visible (agrandamiento de la glándula tiroides), que a veces notan primero los profesores o durante los exámenes médicos rutinarios.

Los síntomas físicos suelen acentuarse, como sensibilidad al calor, sudoración excesiva y debilidad muscular. Los niños en edad escolar también pueden referir palpitaciones o mostrar temblores visibles al sujetar objetos. Los trastornos del sueño suelen empeorar, y los niños experimentan insomnio y sueño agitado que afecta al funcionamiento diurno.

Indicadores Adolescentes: Irregularidades menstruales, Ansiedad, Cambios oculares

Las adolescentes con enfermedad de Graves suelen presentar síntomas que se solapan con cambios relacionados con la pubertad o problemas psicológicos. En las adolescentes, las irregularidades menstruales -períodos más ligeros, ciclos menos frecuentes o ausencia total de menstruación- constituyen importantes señales de alarma.

Con frecuencia aparecen ansiedad, ataques de pánico y volatilidad emocional, que fácilmente se atribuyen erróneamente al desarrollo normal de la adolescencia. Los cambios oculares se hacen más evidentes durante la adolescencia, con síntomas como ojos saltones (proptosis), irritación, lagrimeo excesivo, sensibilidad a la luz y, ocasionalmente, visión doble.

Además, los adolescentes suelen manifestar una fatiga que parece contradictoria con su estado hiperactivo. Pueden experimentar una pérdida de peso inesperada a pesar del aumento del apetito, que los adolescentes pueden agradecer inicialmente hasta que se vuelve excesivo. Muchos adolescentes también desarrollan temblores finos, que afectan a la escritura y a las actividades motoras finas.

En todos los grupos de edad, los padres deben recordar que los síntomas suelen desarrollarse gradualmente a lo largo de semanas o meses, en lugar de aparecer de repente. Los síntomas múltiples que aparecen juntos justifican una evaluación médica, sobre todo cuando persisten o empeoran con el tiempo.

Cambios conductuales y emocionales que los padres no deben ignorar

Los cambios de comportamiento suelen ser los primeros indicadores de la enfermedad de Graves pediátrica, pero estos signos conducen con frecuencia a diagnósticos erróneos como trastornos psiquiátricos o del comportamiento. Las investigaciones demuestran que tanto la enfermedad de Graves activa como la tratada pueden afectar significativamente al funcionamiento emocional y cognitivo del niño.

Caída repentina del rendimiento escolar

La disminución del rendimiento académico representa uno de los signos más notables de la enfermedad de Graves pediátrica. Los estudios revelan que el deterioro cognitivo y el bajo rendimiento escolar figuran entre las manifestaciones neuroconductuales más frecuentes en niños con tirotoxicosis. [1]. De hecho, muchos niños experimentan problemas de atención que persisten incluso después de que los niveles de hormona tiroidea se normalicen con el tratamiento.

Los profesores y los padres podrían darse cuenta:

  • Deterioro de la calidad de la escritura
  • Dificultad de comprensión lectora
  • Problemas con las matemáticas que antes no existían
  • Incapacidad para concentrarse durante las clases

Las investigaciones indican que las dificultades de atención siguen siendo prominentes tanto durante la enfermedad activa como durante los estados de normalización de la hormona tiroidea [1]. Por lo tanto, una disminución repentina e inexplicable de las calificaciones o de la atención académica justifica una evaluación médica.

Mayor irritabilidad y arrebatos emocionales

Los niños con enfermedad de Graves suelen presentar labilidad emocional: cambios de humor rápidos e intensos que parecen desproporcionados con respecto a los acontecimientos desencadenantes. Según estudios clínicos, los comportamientos ansiosos/depresivos y la irritabilidad aparecen en la mayoría de los niños afectados [2].

Los padres deben vigilar:

  • Estallidos emocionales como llorar o gritar sin una causa clara
  • Cambios bruscos de humor
  • Ansiedad que parece excesiva o nueva
  • Irritabilidad que no mejora con el reposo o las intervenciones rutinarias

Además, estos síntomas emocionales suelen persistir incluso después de iniciar el tratamiento. Los estudios demuestran que, mientras que el 74,29% de los niños con enfermedad de Graves activa presentan anomalías conductuales, el 31,43% siguen mostrando síntomas incluso después de normalizarse las hormonas tiroideas [2].

Retraimiento social o hipersociabilidad

Los cambios en el comportamiento social suelen acompañar a la enfermedad de Graves pediátrica. Algunos niños se retiran de actividades que antes disfrutaban, mientras que otros muestran una intensidad social poco característica. Las investigaciones demuestran que, en comparación con sus compañeros sanos, los niños con enfermedad de Graves puntúan más alto en las subescalas de retraimiento/depresión y problemas sociales [1].

Muchos padres informan de que sus hijos muestran cualquiera de las dos cosas:

  • Reticencia a participar en actividades sociales que antes disfrutaba
  • Hipersociabilidad inusual o incapacidad para moderar las interacciones sociales
  • Cambios en los patrones de amistad o en las relaciones con los compañeros

Por consiguiente, estos cambios sociales, junto con otros síntomas, ayudan a distinguir la enfermedad de Graves de los trastornos aislados del comportamiento.

Trastornos del sueño y sudores nocturnos

Los problemas de sueño aparecen sistemáticamente en los niños con disfunción tiroidea. Muchos experimentan insomnio a pesar de la fatiga física, creando un ciclo frustrante que empeora el funcionamiento diurno. Las investigaciones demuestran que las dificultades para dormir se encuentran entre los síntomas más comunes comunicados por las familias [3].

Los principales trastornos del sueño son

  • Dificultad para conciliar el sueño a pesar de un cansancio evidente
  • Despertares frecuentes durante la noche
  • Sudores nocturnos que requieren cambios de ropa o sábanas
  • Sueño intranquilo con vueltas en la cama

Además, la documentación médica muestra una correlación significativa entre los niveles de hormona tiroidea y los problemas de comportamiento, incluidos los trastornos del sueño [2]. Las concentraciones más elevadas de tiroxina libre (fT4) y triyodotironina (fT3) se correlacionan con una mayor gravedad de los síntomas.

Los síntomas conductuales de la enfermedad de Graves pediátrica suelen surgir gradualmente a lo largo de meses, lo que crea un desafío diagnóstico. Como consecuencia, muchos niños experimentan síntomas durante largos periodos antes de recibir un diagnóstico adecuado. Múltiples estudios confirman que la mayoría de los niños afectados experimentan simultáneamente al menos dos problemas de conducta diferentes [1], creando grupos de síntomas que los padres deben vigilar e informar a los proveedores de atención médica .

Síntomas físicos que a menudo pasan desapercibidos

Más allá de los cambios de comportamiento, la enfermedad de Graves pediátrica produce síntomas físicos que pasan desapercibidos hasta que se desarrolla una disfunción tiroidea importante. Estos sutiles signos físicos suelen parecerse a afecciones comunes de la infancia o a patrones normales de crecimiento, por lo que es fácil pasarlos por alto.

Latidos cardiacos rápidos persistentes en reposo

Los niños con enfermedad de Graves suelen experimentar taquicardia (frecuencia cardiaca acelerada) incluso durante periodos de inactividad. Este aumento de la frecuencia cardiaca suele oscilar entre 100 y 120 latidos por minuto en reposo [4]. Los padres pueden notar el corazón de su hijo "acelerado" cuando está sentado tranquilamente o durmiendo.

Ocasionalmente, los niños desarrollan arritmias (latidos irregulares del corazón) o palpitaciones, descritas como una sensación de latido fuerte o inusual. [5]. Muchos niños dicen sentir que el corazón les "golpea" en el pecho sin realizar ningún esfuerzo físico. Es importante señalar que esta frecuencia cardiaca elevada puede producirse junto con un aumento de la tensión arterial [6], creando un estrés cardiaco adicional que justifica una atención médica inmediata.

Pérdida de peso inexplicable a pesar de tener mucho apetito

Un síntoma paradójico de la enfermedad de Graves pediátrica consiste en la pérdida simultánea de peso y el aumento del apetito. Los niños pueden comer mucho más de repente y, aun así, perder peso o no ganar el peso adecuado para su edad. [7].

Este cambio de peso inexplicable se produce porque el exceso de hormona tiroidea acelera el metabolismo, quemando calorías más rápido de lo que los niños pueden consumirlas [8]. Sin embargo, este patrón no es universal: las investigaciones muestran que muchos niños con enfermedad de Graves no se presentan delgados debido a la hiperfagia (comer en exceso). [9]. Posteriormente, una vez iniciado el tratamiento, muchos niños aumentan excesivamente de peso en un plazo de 3 a 6 meses mientras siguen siendo técnicamente hipertiroideos [9].

Intolerancia al calor y sudoración excesiva

Los niños con disfunción tiroidea suelen mostrar poca tolerancia al calor y sudoración excesiva. Pueden:

  • Quítate capas de ropa cuando los demás se sientan cómodos
  • Quejarse de tener "demasiado calor" con temperaturas moderadas
  • Experimenta sudores nocturnos que requieren cambios de ropa de cama
  • Mostrar rubor facial visible o enrojecimiento de la piel [10]

Además, muchos niños afectados desarrollan hiperhidrosis (sudoración excesiva) durante todo el día, independientemente del nivel de actividad [6]. Este síntoma suele aparecer primero en las palmas de las manos, las plantas de los pies y la frente, antes de generalizarse.

Debilidad muscular y fatiga en niños activos

La fatiga y la debilidad musculares constituyen síntomas de la enfermedad de Graves pediátrica que con frecuencia se pasan por alto. Los niños suelen experimentar una reducción de la fuerza que afecta principalmente a los hombros y las caderas [11], lo que conduce a:

  • Disminución de la coordinación y aumento de la torpeza
  • Reducción de la resistencia durante actividades que antes eran llevaderas
  • Dificultad para subir escaleras o levantarse de posiciones sentadas
  • Temblores en las manos que afectan a la motricidad fina [7]

Sorprendentemente, esta debilidad muscular a menudo parece contradictoria con el estado hiperactivo del niño. Los padres informan con frecuencia de que su hijo, antes activo, de repente tiene dificultades para participar en deportes o clases de educación física [12]. Esta disminución de las capacidades físicas suele malinterpretarse como pereza o falta de interés, más que como un síntoma médico.

La combinación de estos síntomas físicos, especialmente cuando se producen junto con cambios de comportamiento, sugiere claramente una disfunción tiroidea que requiere una evaluación médica. El reconocimiento precoz ayuda a prevenir complicaciones y mejora los resultados del tratamiento.

Cuándo buscar ayuda médica: Lista de comprobación para padres

Reconocer cuándo hay que consultar al médico sobre una posible enfermedad de Graves pediátrica requiere una observación y documentación cuidadosas. Los padres desempeñan un papel crucial en la identificación precoz, ya que suelen ser los primeros en notar cambios sutiles en la salud y el comportamiento de su hijo.

Seguimiento de los grupos de síntomas a lo largo del tiempo

Identificar patrones resulta más valioso que centrarse en síntomas aislados. En primer lugar, lleva un registro fechado de cualquier cambio físico o conductual inusual, anotándolo:

  • Duración: Cuánto tiempo persiste cada síntoma
  • Frecuencia: Con qué frecuencia se producen los síntomas
  • Gravedad: Valora los síntomas en una escala del 1 al 10
  • Factores desencadenantes o aliviadores: Qué hace que los síntomas mejoren o empeoren

Es importante que estés atento a los grupos de síntomas más que a los signos aislados. Los síntomas múltiples que aparecen juntos -como la pérdida de peso inexplicable combinada con una mayor irritabilidad y dificultad para dormir- requieren atención médica con más urgencia que los síntomas aislados.

Qué decirle al pediatra durante la visita

Cuando consultes a tu pediatra, la información específica ayuda a orientar el diagnóstico:

  1. Cronología completa de los síntomas: Comparte cuándo notaste los primeros cambios y cómo han evolucionado los síntomas
  2. Antecedentes familiares: Menciona cualquier trastorno tiroideo o afección autoinmune en parientes consanguíneos
  3. Enfermedades recientes o factores estresantes: A veces pueden desencadenar respuestas autoinmunes
  4. Medicamentos actuales: Incluye todos los suplementos y remedios de venta libre
  5. Patrones de crecimiento: Trae gráficos de crecimiento si están disponibles, especialmente si has notado cambios recientes

Además, muéstrale al pediatra cualquier foto o vídeo que documente síntomas visibles como temblores, cambios oculares o comportamientos inusuales.

Pruebas de laboratorio clave a solicitar: TSH, FT4, FT3, TRAb

Si tu pediatra sospecha una disfunción tiroidea, deben realizarse varias pruebas esenciales:

  • TSH (hormona estimulante del tiroides): Típicamente suprimida en la enfermedad de Graves
  • T4 libre y T3 libre: Estas hormonas tiroideas suelen estar elevadas
  • TRAb (Anticuerpos del Receptor de TSH): El anticuerpo distintivo específico de la enfermedad de Graves
  • Anticuerpos Anti-TPO y Anti-Tiroglobulina: A veces presentes junto a los TRAb

Dado que las revisiones pediátricas estándar rara vez incluyen un cribado tiroideo, puede que tengas que solicitar específicamente estas pruebas si persisten los síntomas. En última instancia, el diagnóstico precoz mediante pruebas adecuadas puede mejorar significativamente los resultados del tratamiento y minimizar las complicaciones a largo plazo.

Materiales y métodos: Instrumentos de diagnóstico y diagnóstico por imagen en niños

El diagnóstico preciso de la enfermedad de Graves pediátrica depende de pruebas de laboratorio especializadas y de pruebas de imagen cuidadosamente seleccionadas. Estas herramientas diagnósticas ayudan a diferenciar la enfermedad de Graves de otras causas de hipertiroidismo infantil.

Pruebas de función tiroidea: FT4, FT3, Supresión de TSH

Los análisis de sangre constituyen la piedra angular del diagnóstico pediátrico de la enfermedad de Graves. La evaluación inicial suele incluir la medición de la hormona estimulante del tiroides (TSH), que aparece suprimida (por debajo de lo normal) en la mayoría de los niños con enfermedad de Graves. Junto con la TSH, los médicos miden los niveles de tiroxina libre (FT4) y triyodotironina libre (FT3), que suelen estar elevados. Curiosamente, en las primeras fases de la enfermedad de Graves pediátrica, la FT3 puede elevarse por encima de los valores normales antes de la elevación de la FT4. Esta combinación de TSH suprimida con hormonas tiroideas elevadas crea un patrón diagnóstico claro.

Las pruebas de TSH ofrecen una sensibilidad notable como herramienta de cribado; sin embargo, las pruebas confirmatorias requieren ensayos más especializados para establecer el diagnóstico definitivo.

Pruebas de anticuerpos TRAb y anti-TPO

El sello distintivo de la enfermedad de Graves radica en la detección de inmunoglobulinas estimulantes del tiroides (IET) o anticuerpos del receptor de TSH (TRAb). Estos anticuerpos indican directamente la enfermedad de Graves al confirmar la actividad autoinmune contra los receptores tiroideos. Las pruebas de TRAb mediante ensayos de tercera generación demuestran una precisión diagnóstica excepcional, con una sensibilidad y especificidad que alcanzan el 84% y el 100% respectivamente en poblaciones pediátricas.

Los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (anti-TPO) aparecen con frecuencia en niños con enfermedad de Graves, pero carecen de especificidad para la enfermedad. Aun así, ayudan a confirmar la naturaleza autoinmune de la enfermedad y pueden aportar claridad diagnóstica adicional cuando los resultados de los TRAb parecen ambiguos.

Ecografía y gammagrafía tiroideas en casos pediátricos

La ecografía tiroidea representa el método de imagen preferido para los niños debido a su perfil de seguridad sin exposición a la radiación. Los hallazgos ecográficos clásicos en la enfermedad de Graves pediátrica incluyen un agrandamiento difuso de la glándula tiroides con aumento de la vascularidad en todo el tejido. La evaluación Doppler revela patrones hipervasculares característicos de esta afección.

En determinados casos puede realizarse una gammagrafía tiroidea (captación y exploración de yodo radiactivo). Esta prueba mide la eficacia con que el tiroides absorbe el yodo radiactivo. Los niños con enfermedad de Graves suelen mostrar un aumento de la absorción (superior al 30% a las 24 horas) distribuido uniformemente por toda la glándula. Sin embargo, muchos centros reservan la gammagrafía para los casos en que el diagnóstico sigue siendo incierto tras la evaluación de laboratorio y ecográfica, principalmente para minimizar la exposición a la radiación en los pacientes pediátricos.

Conclusión

Reconocer la enfermedad de Graves pediátrica exige vigilancia por parte de los padres, ya que los síntomas a menudo se disfrazan de problemas típicos de la infancia. A lo largo de esta guía, hemos explorado cómo esta enfermedad tiroidea autoinmune se manifiesta de forma diferente en los distintos grupos de edad: desde alteraciones del sueño en los lactantes hasta irregularidades menstruales en las adolescentes. Los cambios de comportamiento, como el descenso del rendimiento académico, la volatilidad emocional y el retraimiento social, suelen preceder al diagnóstico, mientras que los síntomas físicos, como la taquicardia persistente, los cambios de peso inexplicables y la debilidad muscular, a menudo pasan desapercibidos.

Los padres deben prestar especial atención a los grupos de síntomas, más que a los signos aislados. La combinación de aumento del apetito con pérdida de peso, sudoración excesiva y cambios de humor justifica una atención médica inmediata. Además, llevar un registro detallado de cuándo aparecen los síntomas y cómo evolucionan proporciona información valiosa para los proveedores de atención médica .

El diagnóstico precoz mejora significativamente los resultados de los niños con enfermedad de Graves. Por tanto, los padres que observen patrones preocupantes deben solicitar pruebas específicas de la función tiroidea, incluidas mediciones de TSH, T4 libre, T3 libre y TRAb. Estas herramientas diagnósticas, junto con el diagnóstico por imagen adecuado cuando sea necesario, ayudan a distinguir la enfermedad de Graves de otras afecciones de presentación similar.

Aunque es relativamente infrecuente, la enfermedad de Graves pediátrica no tratada puede afectar profundamente al crecimiento, los logros académicos y el bienestar emocional del niño. Con el conocimiento de los signos de advertencia específicos de la edad, los padres pueden identificar ahora una posible disfunción tiroidea antes de que afecte significativamente al desarrollo de su hijo, lo que en última instancia conduce a una intervención más rápida y a mejores resultados de salud a largo plazo.

Referencias

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